sábado, 14 de abril de 2012

Hoja de ruta 2000-2012


Siempre he escrito. A pesar de un oscuro paréntesis tecnológico de 15 años, nunca he dejado de leer y escribir.

Los primeros textos escritos que entraron en casa eran "tebeos". Más tarde fue mi tía Julia quien me regaló los dos primeros libros de mi vida, entre ellos "El Club de los siete secretos" de Enid Blyton.
Luego descubrí la biblioteca, una que había puesto la Caixa de Sabadell (hoy desaparecida dentro de un banco). Entonces, la caja protegía la cultura. Allí pude leer Asterix, Tintín y  Mortadelos que no podía pagar. 

En la escuela, los libros más económicos: Austral y empezando por "El Lazarillo de Tormes". Fueron muchos más. Entonces ya era "el de las redacciones".  Nunca he dejado de serlo.

Cuando Círculo de lectores llamó a la puerta, tenía 13 años y una envidiable biblioteca para un chico de mi edad. No era normal en aquel barrio un niño con tantos libros. Compré "Las Ninfas" de Francisco Umbral, por la portada.

A los diecisiete ya había leído a Homero, a Hesse, a Hemingway, a Hammet, a Chandler, a Matute, Martín Gaite, a Poe, a Kafka, a Rodoreda, a Montserrat Roig, a Cela, a Delibes, a Marsé y a tantos otros que harían la lista interminable. En esa época había probado escribir poesía y también cuentos de terror aunque sin demasiada fortuna.

Tras el nefasto paréntesis tecnológico en el que sólamente leía tecnología (valga la redundancia) y después de un accidente de esos en los que vuelves a nacer, volví a leer literatura. Y retomé la escritura, esta vez con más fuerza.

Era marzo de 2001 cuando empecé una novela. La desestimé por diversas razones. Ahí está la foto que da fe de ello. Unos años más tarde vino GrupoBúho, un portal de cuentos. En esas fechas hacer comentarios de texto era algo que se me daba bien. Gracias a alguien que me enseñó a hacerlos y a algo mucho más importante: "amar los libros",  la profesora Milagros Villar. Le estoy muy agradecido.

Mi interés era escribir una novela. Pero para ello me faltaba "algo". Ese algo fue la experiencia de GrupoBúho. Empecé comentando textos a un amigo que por aquel entonces también escribía. Tenía mis libros otra vez parados. Se me encendió la luz: me documenté y realicé unos cuantos talleres de escritura creativa, en especial de cuentos. Me lancé a publicarlos. Tracé mi hoja de ruta o mi currículum literario: aprender de mis cuentos, intentar ganar algún concurso, ser conocido en internet para que cuando llegase el momento, la editorial que aceptase mis escritos supiese que la apuesta era firme y que no se trataba de uno de tantos manuscritos que llegan por centenares a las editoriales. Puedo decir, que si bien no ha sido en el tiempo previsto, sí que he cumplido los pasos de mi hoja de ruta.

Dicen que escribir es algo con lo que se nace y que obligatoriamente para la mayoría, hay que cultivar. La escritura se cultiva leyendo. Es impensable un escritor que no leea, como un músico que no tenga sus propios gustos musicales.

(c) Manel Aljama (abril 2012)

2 comentarios:

  1. Bueno Manel pudiste ponerte un objetivo y cumplirlo y eso da una gran satisfacción. Concuerdo contigo, no puedes escribir sino lees, y de allí se aprende mucho, aunque creo que debe haber, como en toda manifestación creativo, algo en los genes. Besotes tía Elsa.

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    1. Elsa, muchísimas gracias.
      Y estoy de acuerdo contigo de que hay algo en los genes o al nacer pero que hay pulir y cultivar igualmente.
      Besotes!

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Gracias por tu colaboración.